Situacion Ambiental Argentina -Parte III-

viernes, 25 de julio de 2008

SITUACIÓN AMBIENTAL DE LA ECORREGIÓN DEL CHACO SECO

Paisaje y vegetación
El Chaco Seco es, en su mayor parte, una vasta llanura sedimentaria, modelada esencialmente por la acción de los ríos que la atraviesan en sentido noroeste-sudeste, principalmente el Juramento-Salado, el Bermejo y el Pilcomayo. Sus altas cuencas se encuentran fuera de la región, en la cordillera, desde donde transportan una gran cantidad de sedimentos que forman albardones a los costados del cauce o, como ocurre con frecuencia, colmatan los cauces y dan origen a la divagación de los ríos.
La zona conocida popularmente como “el impenetrable” no presenta un bosque más cerrado o espinoso que el resto, sino que es un área donde no existen paleocauces y, por lo tanto, resultaba inaccesible o “impenetrable” para los colonos. Originalmente también se encontraban parches de pastizales de distinto tipo en las zonas más bajas e inundables o donde el bosque había sido eliminado por el fuego. El fuego es otro importante factor que actúa como modelador del paisaje a nivel regional.
Aunque en una época se lo consideró como un elemento negativo para el ambiente, hoy en día no hay dudas de que se trata de un componente natural que se manifiesta periódicamente. Su acción tiene un rol fundamental en el equilibrio dinámico que existe entre las especies leñosas y las herbáceas. Es el responsable de numerosos parches de pastizal que salpican la matriz boscosa, parches que persisten sólo si el fuego es recurrente ya que, de no ser así, el bosque se restablece. Son los llamados pastizales pirógenos, y las gramíneas más importantes en ellos son el pasto crespo (Trichloris sp.), los sorguillos (Gouinia sp.) y la cola de zorro (Setaria argentina).
Dentro del Chaco Seco se pueden distinguir tres subregiones, según sus condiciones climáticas: El Chaco Semiárido es la más extensa, pues ocupa el oeste de Chaco y Formosa, casi la totalidad de Santiago del Estero, el este de Salta y Tucumán, y parte del norte de Córdoba. Es en esta subregión donde el bosque chaqueño encuentra su mayor expresión por la continuidad y la extensión de la masa boscosa. Este bosque, xerófilo y semicaducifolio, antes de la intervención del hombre contaba con un estrato superior dominado por el quebracho colorado santiagueño (Schinopsis quebracho-colorado) y el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), que superaba los 20m. En el límite oriental de la ecorregión, estas especies coexisten también con el quebracho colorado chaqueño (Schinopsis balansae), en lo que se conoce como el “bosque de los tres quebrachos”, una de las comunidades más particulares y amenazadas de la ecorregión. En el centro u oeste del Chaco Seco aparece también el palo santo (Bulnesia sarmientoi).
El quebracho colorado santiagueño, que delimita tradicionalmente el Chaco Semiárido con su distribución, es, sin duda, una de las especies más emblemáticas de la región.Integran el bosque chaqueño también otros árboles más bajos como el mistol (Ziziphus mistol), de frutos comestibles, el palo cruz (Tabebuia nodosa), una gran variedad árboles y arbustos, con una importante presencia de algarrobos (Prosopis sp.) que se ven favorecidos por la extracción forestal y la ganadería, y la carandilla (Trithinax biflabellata), que tiene un importante papel en la propagación de incendios.
El Chaco Serrano forma la mayor parte del límite oeste de la región, que en este tramo limita con las Yungas y el Monte, y ocupa sectores de las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Luis y Córdoba. Está formado por elementos de las Sierras Pampeanas y las áreas más bajas de las Sierras Subandinas.
En general, el bosque serrano está dominado por el horco-quebracho (Schinopsis hanckeana), junto con el molle de beber (Lithrea molleoides), especialmente en el sur, y por gran cantidad de cactáceas leguminosas espinosas en el norte. A mayor altitud, el bosque es reemplazado por pastizales o estepas graminosas con predominio de especies de los géneros Stipa y Festuca. El mismo juega, posiblemente, un rol importante en la conectividad norte-sur entre los distintos sectores de Yungas.
El Chaco Árido ocupa el sudoeste de la región: el este de Catamarca y La Rioja, el norte de San Luis, el noroeste de Córdoba y el sudoeste de Santiago del Estero. Está prácticamente rodeado por sierras, restringe fuertemente las precipitaciones en esta subregión. Las cuencas que se forman son autóctonas y endorreicas (no desagotan agua fuera de la región), y la evapotranspiración es superior al aporte de agua. Esto origina un fuerte proceso de evaporación, que saliniza los suelos y llega a formar salinas. De hecho, las Salinas Grandes, que ocupan 8.400 km2 en Catamarca, Córdoba, La Rioja y Santiago del Estero, son las mayores del país.
La salinidad de los suelos condiciona la vegetación y, según las condiciones particulares, se encuentran distintos tipos de arbustales, muchas veces dominados por el jume (Suaeda sp. y Allenrolfea sp.), con presencia de elementos más típicos de la ecorregión del Monte, tales como las jarillas (Larrea sp.). En los suelos altos menos salinos aparece el bosque xerófilo característico de la región, incluso con el quebracho colorado santiagueño.

Fauna
El Chaco Seco contiene una gran diversidad faunística, aunque muchos de sus componentes han sufrido una fuerte reducción en sus poblaciones. Los principales factores con los que el hombre ha amenazado y amenaza a la conservación de la fauna de la región son: la reducción y la fragmentación de hábitat, especialmente en las zonas aptas para la agricultura, y la caza, principalmente de algunos mamíferos mayores.
Entre los mamíferos que habitan la región, se destaca el yaguareté (Panthera onca), aunque su situación es bastante crítica.El tatú carreta (Priodontes maximus) es exclusivo del Chaco Seco. Es muy perseguido por el hombre. Su densidad poblacional es muy baja y, por ello, es una especie raramente vista.
Están presentes tres especies de pecaríes o chanchos salvajes: el labiado (Tayassu pecari), el de collar (T. tajacu) y el quimilero (Catagonus wagneri), de mayor tamaño y el único endémico de la región. Con respecto a este último, su estado de conservación es precario por su escaso tamaño poblacional y porque es preferido por los cazadores sobre los otros pecaríes.
El guanaco (Lama guanicoe) actualmente sólo cuenta con relictos poblacionales en la periferia de la región (Salinas Grandes y Sierra de las Quijadas), pero en el pasado contaba con una distribución más amplia dentro del Chaco Seco.
El oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla), especie amenazada y emblema de la conservación en el país, se encuentra en el Parque Nacional Copo, uno de sus refugios.
Una gran diversidad de aves habita los bosques y los pastizales del Chaco Seco; entre las más características de la región están la martineta chaqueña (Eudromia formosa), la chuña de patas negras (Chunga burmeisteri), el carpintero negro (Dryocopus schulzi), el hornerito copetón (Furnarius cristatus), la viudita chaqueña (Kinipolegus striaticeps) y el soldadito común (Lophospingus pusillus).
Entre los reptiles, se encuentran bien representados los grupos de los iguánidos y los lagartos. Entre los ofidios se destacan la lampalagua (Constrictor constrictor) y la yarará (Bothrops sp). Habitan la región numerosos anfibios que combaten de distintas maneras la escasez de agua.
Son comunes las colonias de insectos sociales como las termitas y las hormigas (Atta sp., Acromyrmex sp.), que en algunas zonas son consideradas como las principales consumidoras de vegetación, aunque también las hay granívoras y predadoras.

Una historia de explotación y degradación ambiental
La extracción forestal y la ganadería vacuna y caprina practicadas en el Chaco Semiárido tuvieron y tienen un gran impacto en la estructura del paisaje. El sobrepastoreo en los parches de pastizales naturales ya descriptos alteró la relación entre las especies leñosas y las herbáceas. La acción del ganado provoca una pérdida de la habilidad competitiva de las herbáceas y favorece a las leñosas, que avanzan sobre los pastizales hasta convertirlos en arbustales si no hay remoción o fuego. Esto ha llevado al ganado a pastorear dentro de los bosques, lo que ha modificado fuertemente también su estructura y composición específica. El estrato herbáceo dentro del bosque ha sido prácticamente eliminado; esto ha dado lugar a una invasión de arbustos y árboles bajos que lo vuelven mucho más cerrado y espinoso.
Muchas de estas especies ven favorecida su germinación al pasar por el tracto digestivo delganado, que también actúa como dispersante.
La explotación forestal se practicó históricamente como una extracción minera y no como el aprovechamiento sustentable de un recurso renovable. Esto llevó a que las especies más buscadas vieran diezmadas sus poblaciones y que llegaran muchas veces al límite de la extinción comercial, que difiere de la extinción biológica porque en ella la especie está presente, pero no en diámetros ni en volúmenes comercializables.Una de las especies más afectadas tanto por la explotación forestal como por la ganadería es el quebrachocolorado santiagueño.

Conservación y áreas protegidas
Los ambientes que se ven más comprometidos por el avance de la agricultura son los bosques que se encuentran sobre tierras altas y reciben mayores precipitaciones. Estos son los quebrachales de tres quebrachos ubicados al este de la región, en el deslinde entre el Chaco Seco y el Chaco Húmedo, y también en los bosques de la transición del Chaco con las Yungas, en el este salteño. Ambos ambientes se encuentran ya en la actualidad fuertemente fragmentados y no están representados en el sistema de áreas protegidas.
Tampoco hay unidades de conservación en el Chaco salteño: el Parque Nacional El Rey no ocupauna superficie significativa dentro del Chaco. La reserva conocida como “Lotes 32 y 33”, sibien también se encuentra en el límite del Chaco con las Yungas, ha sido recientemente vendidapor el gobierno provincial, lo que muestra claramente la falta de interés en una efectiva políticade conservación de muchos gobiernos provinciales. Afortunadamente, la sociedad argentina semoviliza con éxito para recuperar este patrimonio natural y evitar este lamentable precedente.
Las principales unidades de conservación con un grado aceptable de implementación en el Chaco Semiárido se encuentran concentradas entre las localidades de Los Pirpintos (Parque Nacional Copo) y Laguna Yema (Reserva de Biosfera Riacho Teuquito). La Reserva Natural Laguna de Mar Chiquita, en Córdoba, tiene una importancia estratégica para la conservación de las aves acuáticas de la región y de muchas especies migratorias que la visitan en sus viajes. En el resto del Chaco Semiárido existe un gran vacío en el que importantes ecosistemas quedan sin protección.
En el Chaco Árido, en la reserva del Monte de las Barrancas, en las Salinas Grandes, el guanacoencuentra uno de sus últimos refugios dentro de la región. En el Chaco Serrano, las principalesunidades de conservación son el Parque Nacional Quebrada del Condorito y su lindante Reserva Provincial Pampa de Achala, que contienen una importante diversidad faunística, de laque se destaca la presencia del cóndor andino (Vultur gryphus), que tiene allí su límite orientalde nidificación. También persisten importantes superficies del Chaco Serrano en muy buen estado de conservación en las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy.

El desafío actual
El Chaco Seco cuenta con un importante potencial productivo, una maravillosa biodiversidad y una gran riqueza cultural. Pero para que estas cualidades se conserven y se desarrollen, es necesario cambiar la forma en que el hombre y el Estado interactuaron con ellas. Esto podría ser,por ejemplo, mediante la implementación de un programa de ordenamiento territorial que integre estos tres aspectos y no los “unilateralice”; que sea consensuado por la población y no quele sea impuesto; que atienda las necesidades del conjunto y no las posibilidades económicas deunos pocos. Sólo en este marco será posible una explotación sustentable de los recursos naturales, compatible con la conservación de la biodiversidad y con un desarrollo cultural y socialequitativo en la región.

Conclusiones
El Gran Chaco, con más de 1.000.000 de km2, es un fenomenal repositorio de biodiversidad ensentido amplio: incluye desde la riqueza de conocimiento de etnias sobrevivientes hasta la biodiversidad variable espacialmente, a lo largo de dos gradientes: uno de pluviometría decreciente este-oeste y otro de transición termoclimática tropical, subtropical y templada norte-sur.
La ecorregión ha sufrido en su desarrollo histórico reemplazos y extinciones locales y regionalesde poblaciones, especies, comunidades, ecosistemas, culturas aborígenes y criollas, y modalidades de producción agrícola que no son totales ni definitivas. Siempre aparecen hallazgos de refugios en los cuatro países que tienen fragmentos de paisajes de la ecorregión.
Desde el punto de vista de los reemplazos ecosistémicos, la etapa de “fronterizos y meleros”inauguró y la de “puestos ganaderos” consolidó el cambio de estado sucesional más importante: la arbustificación de pastizales, que es un rediseño del paisaje que incorporó nuevos elementosy eliminó otros. Se inició la primera desaparición subregional de una comunidad, el simbolarde Pennisetum frutescens.
Las etapas de “durmiente y poste” y “taninera” presionaron los bosques de maderas duras (loque cambió las pirámides de edades de las especies demandadas), pero se han comportado comoecosistemas de alta resiliencia a la explotación selectiva y los “rehaches”.
En estos períodos, el Chaco Semiárido ha presentado la formación de peladares y la cancelaciónde incendios por falta de combustible del suelo, mientras que en el Chaco Oriental el pulsosigue usándose hasta hoy como herramienta de manejo en el campo natural.
En la “etapa petrolera” se diseñaron corredores de uso múltiple y se contribuyó a la expansiónde la cosecha ecosistémica en áreas vírgenes. La “colonia algodonera” fue un lento proceso decreación de pequeñas celdas de paisaje de 10 a 20 ha.
La “agriculturización” fue una etapa corta (1975-1995) con cambios tecnológicos, de tamaño deunidad productiva y de diseño del paisaje rural, que preanunciaron la llegada de la “sojización” yla “ganaderización” del monte donde la soja no entra.
La “pampeanización”, es decir, la imposición del modelo industrial agrícola pampeano en la ecorregión, es el último proceso y, quizás, uno de los más intensivos en cuanto a transformaciones del paisaje rural. Esta última etapa del Chaco convierte ecosistemas cuyos servicios ambientales y riqueza de bienes potenciales se conocen precariamente, inaugura interacciones entre el parche cultivado y la matriz de bosques que se ignoran y exacerba conflictos sociales de desarrollo difícilmente predecibles, pero transgresivos a lo rural, lo periurbano, lo urbano y lo metropolitano.

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