Situacion Ambiental Argentina en el 2005 (FVSA)

jueves, 17 de julio de 2008

Hola a todos!! Quiero comenzar a compartir con ustedes, lo que yo creo, personalmente, que es una obra excelente para que todos los seres humanos podamos entender las cosnecuencias de nuestros actos sobre el Planeta Tierra.
La fundacion Vida Silvestre Argentina, en su esfuerzo por ayudar a la mejora continua del Medio Ambiente, ha escribir el libro: "Situacion Ambiental Argentina 2005". Para ello, han reunido a una gran cantidad de expertos y especialistas, representantes de instituciones academicas, organismos publicos, organizaciones sociales y empresas privadas, y con el agregado de la "Encuenta Ambiental Argentina 2005", llegaron a lo que hoy es esta excelente obra, que toda la poblacion mundial deberia conocer.
Por esta razon, es que hemos querido hacerles llegar un pequeño resumen de dicho libro, por este medio, para que todos conozcamos, valoremos y ayudemos a cambiar, a tiempo, la realidad medioambiental mundial.
Ustedes pueden ver de forma completa, este libro, en la pagina web de la Fundacion (http://www.vidasilvestre.org.ar/).

Aqui les dejo la primera parte....

La conservación de la naturaleza y de sus recursos para las presentes y futuras generaciones debe basarse, en primera instancia, en el conocimiento de los procesos ecológicos que la rigen, así como también en la evolución de su relación con otros factores, entre los que se incluyen los sociales, económicos y culturales.
Nuestra sociedad evidencia una mayor participación en materia ambiental. Esta activa participación implica una mayor toma de conciencia sobre la importancia de lo que está en juego cuando hablamos de conservar nuestros recursos naturales. Es clave que el aumento de nuestra conciencia ambiental esté acompañado por un creciente respeto por los derechos de los demás ciudadanos, así como también por una serie de cambios de actitudes cada vez más concretos.

La Situación Ambiental Argentina 2005
La Situación Ambiental Argentina 2005 analiza las cuestiones ambientales desde diferentes perspectivas. La primera es un enfoque ecorregional -el más adecuado para entender la complejidad de las funciones ecológicas y los servicios ambientales involucrados-. En segundo lugar se abordan problemas ambientales de alcance global así como los aspectos políticos, sociales y económicos que afectan transversalmente al ambiente. Por último, también se refleja la percepción de la sociedad a través de la ¨Encuesta Ambiental Argentina¨. Este estudio destaca que un 15% de los argentinos tiene una visión positiva sobre la situación ambiental en el país, mientras que el 30% tiene una visión negativa. Por otro lado, mientras que el 21% de la población argentina considera que la situación del ambiente mejoró en los últimos cinco años, el 45% considera que empeoró.
Según los indicadores de desarrollo sostenible elaborados por el Estado Nacional (SAyDS, 2005), las grandes tendencias ambientales del país siguen siendo preocupantes. En materia de bosques, estamos decididamente peor: la disminución de bosques nativos es sostenida. La erosión de los suelos sigue avanzando, tanto en términos hídricos como eólicos. La merluza, una especie clave de nuestro mar, sigue en estado de sobre-explotación. Las emisiones argentinas de gases que influyen en el cambio climático siguen siendo muy pequeñas en relación a las de otros países, pero la quema de bosques no nos ayuda a mejorar la ecuación. El problema de los residuos sólidos urbanos e industriales aumenta. El acceso al agua potable mejoró: en diez años, pasamos de 21 millones de habitantes con agua potable a más de 28 millones (de 66% al 78% de cobertura a nivel nacional).
La mejora en la disponibilidad de desagües cloacales es insuficiente: pasó de cubrir el 34% de la población nacional en 1991 al 42% en el 2001. Nuestras áreas protegidas cubren el 6% del país, y debemos llegar al 15%.
La deforestación en Argentina alcanza una tasa de aproximadamente 250.000 ha anuales, principalmente en el Chaco Seco (70% del total), Chaco Húmedo, Selva Paranaense y Yungas. Algunos sistemas forestales como la “Selva Pedemontana” de las Yungas o los “bosques de tres quebrachos” del Chaco seco, están en una situación verdaderamente comprometida. La deforestación es el mayor problema ambiental para el 7% de los argentinos, aunque ese porcentaje se eleva al 35% en la provincia de Tierra del Fuego, y es de 23 a 26% en las provincias de Chaco, Santiago del Estero, Misiones y Salta. El proceso de conversión de ecosistemas naturales en tierras de cultivo es estimulado por una multitud de variables socioeconómicas, políticas, tecnológicas y hasta climáticas. Ante esta situación, le corresponde al estado planificar el desarrollo de estos procesos de manera de asegurar la provisión de bienes y servicios ambientales a las generaciones actuales y futuras.
Otra actividad que reclama cada vez más territorio es la expansión urbana. En la Pampa ondulada las urbanizaciones ocupan casi el 18% de los suelos más fértiles del país, lo que a su vez presiona sobre la expansión agropecuaria en otras áreas.
El 38,5% de los argentinos consideró que la contaminación es el principal problema ambiental del país. Si bien en general se trata de problemas de origen urbano-industrial, también existen casos puntuales vinculados con emprendimientos mineros en ecorregiones como la Estepa patagónica, Puna, Altos Andes y las Yungas, con un severo impacto sobre las fuentes de agua potable. Por otro lado, el conflicto suscitado con la República Oriental del Uruguay por las papeleras pone en evidencia la dimensión transnacional de estos impactos y, en consecuencia, la necesidad de coordinar nuevos y mejores mecanismos de planificación conjunta entre naciones vecinas, con el fin de prevenir tales problemas.
La degradación del suelo y de la vegetación es un proceso extendido. En la Selva Paranaense (Misiones) sólo quedan unas 40.000 ha de bosques realmente prístinos, mientras que más del 89% presenta niveles medianos a elevados de degradación y fragmentación. En el Chaco seco, el Monte, la Estepa patagónica y la Puna, el sobrepastoreo es generalizado y muy intenso, y está generalmente asociado a incendios intencionales. En la ecorregión del Monte casi 10 millones de hectáreas fueron afectadas por incendios en la última década, y en el Chaco húmedo se queman entre 2 y 4 millones de hectáreas cada año. Estos procesos de degradación avanzan inexorablemente hacia la desertificación a escala ecorregional, como ocurre actualmente en la Estepa patagónica. Para enfrentar estos problemas se requiere desarrollar e incentivar la adopción de modelos productivos sustentables y adaptados a las realidades culturales y tecnológicas de estas regiones.
La adopción de una política pesquera oportunista, dio lugar a reiterados ciclos “auge-ruina”, con severas secuelas económicas y sociales. Un panorama similar se observa en los grandes ríos de la cuenca del Plata, donde especies como el sábalo son extraídos a una tasa anual de entre 60 y 80 mil toneladas sin planes de manejo. La gestión sustentable de los recursos pesqueros requiere de una planificación a largo plazo basada en los ecosistemas, con una sólida base científica.
La Argentina se ha transformado en un destino privilegiado para el turismo convencional y de aventura, particularmente vinculado con los espacios silvestres. La primera razón por la que nos visita el turismo extranjero son nuestros parques nacionales. En los parques Nacionales de la Patagonia se recibieron más de 5 millones de visitantes en los últimos 8 años, mientras que en la Antártida, la cantidad de visitantes aumentó más del 2500% en los últimos 20 años. La adopción de criterios de responsabilidad en la operación turística es esencial para la sustentabilidad tanto de los ecosistemas como del negocio turístico.
Debido al calentamiento global y al cambio climático en la Argentina han aumentado, según los expertos, la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías, tormentas intensas y tornados. Por otro lado, el retroceso de los glaciares de la cordillera de los Andes implica la disminución del caudal de los ríos que alimentan a las ciudades y valles de riego en regiones como Cuyo. Se debe mencionar que el cambio climático fue considerado entre los principales problema en provincias como Santa Cruz (26%) Tierra del Fuego (22%), San Juan (21%), Catamarca (19%) y Mendoza (17%).
En cuanto a la conservación de la biodiversidad, la Argentina cuenta con unas 360 áreas protegidas de diferentes categorías que cubren aproximadamente el 6,8% del territorio nacional. El objetivo estatal de proteger al menos el 15% del país debe ser implementado con urgencia. Hay ecorregiones con valores muy inferiores al promedio nacional de 6,8%, como los Campos y Malezales, el Espinal, la Pampa y el Chaco húmedo. Por otro lado, el 44% de las reservas declaradas no posee control de terreno alguno y sólo el 19% del 6.8% general tiene un nivel de protección mínimo aceptable. El establecimiento efectivo de corredores ecológicos que incluyan nuevas áreas protegidas federales y provinciales, la mejora de las áreas protegidas actuales poco o no controladas, y zonas de amortiguación con áreas protegidas en tierras privadas, son parte de una estrategia que debe insertarse en el marco de un ordenamiento territorial a escala ecorregional. El uso sustentable de la biodiversidad es una alternativa que puede generar valor agregado en algunas áreas protegidas estatales y en las privadas, generando incentivos para su conservación y oportunidades de desarrollo para las poblaciones locales.
La inserción de la Argentina en el comercio global ha determinado un salto cuali-cuantitativo de la producción agropecuaria, con algunos efectos ambientales ya mencionados. La incorporación de nuevas tecnologías, entre otras cosas, ha generado la adopción generalizada de la siembra directa y la rotación y, junto con ellas, una visión sobre la sustentabilidad agropecuaria orientada principalmente a la conservación del suelo.
Una tendencia del comercio internacional es que los consumidores en todo el mundo demandan cada vez más información sobre el origen, la calidad y el impacto ambiental de los productos que consumen. Esto ha promovido la adopción de sistemas voluntarios de certificación con normas de calidad y control acordadas por distintos sectores. Los bosques argentinos manejados con la certificación FSC, por ej., hoy superan las 130.000 ha, con 8 empresas certificadas.
Invertir en educación y ciencia es clave para alcanzar el desarrollo nacional. Esta necesidad es confirmada en nuestra encuesta nacional, en la que un 42% de los argentinos considera que la educación es la principal herramienta para mejorar la calidad ambiental.
El 74% de los argentinos, que opinó en nuestra encuesta que el estado debe asegurar el control ambiental. Los gobiernos provinciales (47%) y nacional (27%) son los que deben asumir la mayor responsabilidad para enfrentar los problemas ambientales, según los encuestados. Por otro lado, el 56% de la población cree que cada ciudadano, individualmente, puede realizar su aporte para una mejora ambiental.

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