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Latinoamérica frente a la crisis ecológica

martes, 14 de septiembre de 2010

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América latina tiene por delante un desafío enorme en materia ambiental. A pesar de los cambios políticos profundos suscitados en la región, los gobiernos progresistas no han podido desembarazarse del rol asignado en la división internacional del trabajo. Es necesario rediscutir los fundamentos del sistema capitalista para comprender los problemas ecológicos. Entender no sólo la relación contradictoria capital-trabajo sino también la contradicción capital-naturaleza: la capacidad proveedora y receptora de la naturaleza es limitada y, por lo tanto, incompatible con la acumulación ilimitada de capital.

En este artículo intentaremos exponer brevemente algunos de los desafíos que afronta América latina en materia ambiental. A tal fin, comenzaremos analizando los factores estructurales de la crisis ecológica global. Luego, expondremos lo que hemos denominado desigualdades ambientales, las formas que asumen y los conflictos que pueden albergar. En último lugar, haremos referencia al comportamiento y a las estrategias políticas que los gobiernos latinoamericanos llevan y pueden llevar a cabo.

La humanidad enfrenta una crisis ecológica de gran magnitud y con tendencia a agravarse. Sus manifestaciones pueden agruparse en dos grandes problemas, íntimamente relacionados. En primer lugar, la degradación ambiental, la cual envuelve la contaminación del aire, de los cursos de agua (superficiales y subterráneos) y del suelo. El denominado cambio climático se ha vuelto su cara más visible hoy en día. Y en segundo lugar, el progresivo agotamiento de bienes naturales, esenciales para la vida humana: agua dulce, minerales, tierra fértil, fuentes de energía. Las estadísticas de la World Wide Fund For Nature (WWF) indican que la demanda mundial sobre los recursos biológicos del planeta supera en un 30 por ciento la capacidad de regeneración de la naturaleza.

Es posible ubicar temporalmente la acelerada degradación ecológica en las últimas cuatro décadas, período que coincide con la implementación de las políticas neoliberales. Adjudicar la responsabilidad a la acción del hombre de modo abstracto, como suele hacerse en análisis ligeros o intencionados, oculta la forma histórica en la cual está inserta esa acción.

Tampoco nos conforma adjudicarla en el conjunto de ideas propias de la modernidad, es decir, la fe en el progreso indefinido de las fuerzas materiales. No nos dice nada acerca de cuál es la forma en la que el hombre se apropia de la naturaleza en un momento determinado dado el régimen de producción y reproducción material dominante.

Es necesario rediscutir los fundamentos del sistema capitalista para comprender los problemas ecológicos. Entender no sólo la relación contradictoria capital-trabajo sino también la contradicción capital-naturaleza: la capacidad proveedora y receptora de la naturaleza es limitada y, por lo tanto, incompatible con la acumulación ilimitada de capital.

 

Capital vs. naturaleza

Dada la estructura atomizada y caótica del capitalismo, la forma predominante en la cual el hombre se vincula con la naturaleza es a través de la apropiación privada y la mercantilización. El hombre se encuentra alienado respecto del mundo natural y el capital fetichiza la naturaleza.

El Estado aparece mediando entre el capital y la naturaleza, regulando su acceso y su explotación. Sin embargo, las políticas de privatización de empresas públicas, desregulación de los mercados y apertura económica del neoliberalismo desarmaron los mecanismos estatales que resguardaban en gran medida la naturaleza.

El capital aceleró, por ende, su dominio sobre el mundo natural en función de la producción de plusvalor. Es un proceso simultáneamente extensivo e intensivo. Extensivo porque el capital se va adueñando de cada porción de la naturaleza, ampliando las fronteras de extracción como continuidad de la acumulación originaria. E intensivo porque cada vez precisa una mayor cantidad de bienes naturales y un mayor sometimiento de las fuerzas naturales.

Asimismo, podemos observar que el debilitamiento de las regulaciones estatales también acelera los procesos de contaminación ya que deja librado a los capitales individuales a deshacerse de desechos sólidos, líquidos y gaseosos sin tratamiento alguno. La lógica de la maximización de ganancias señala que el cuidado del medio ambiente no entra en los gastos productivos del capital.

 

Desigualdades ambientales

Habiendo analizado las características específicas del modo de producción capitalista en lo que hace a su relación con la naturaleza, ahora veremos cuáles son sus impactos sociopolíticos. Así como estamos acostumbrados a hablar de desigualdad social o económica, consideramos pertinente introducir el concepto desigualdad ambiental para dar cuenta de las relaciones de poder que se reproducen también en el ámbito ecológico.

Existen dos formas en las que se manifiesta la desigualdad ambiental: la desigualdad en el acceso a y control de los bienes naturales y la desigualdad en el acceso a un ambiente sano. La primera forma se refiere a las asimetrías de poder existentes para disponer, aprovechar, utilizar bienes esenciales para la vida, tales como agua, tierra y energía. La segunda forma está relacionada con la protección del medio ambiente y con las asimetrías de poder en la distribución de la degradación ambiental derivada de actividades productivas.

En el caso de la actividad extractiva de la minería y de los hidrocarburos se conjugan ambas formas de desigualdad, ya que en todo el mundo son apropiadas por poderosos capitales transnacionales en detrimento del acceso de poblaciones locales, que además sufren desplazamientos territoriales, y se realiza con bajos costos económicos y altísimos costos ecológicos, dada la utilización de grandes cantidades de agua, contaminación con químicos, quema de gases, etc. También resultan peligrosas estas actividades en su transporte, sea por la rotura de mineraloductos, oleoductos y gasoductos o las pérdidas en barcos petroleros.

La persistencia o la magnitud de las desigualdades ambientales son generalmente condición de posibilidad de conflictos socioambientales: se trata de disputas por la apropiación y/o mantenimiento de los bienes naturales y por el acceso a un ambiente sano o por la protección del medio ambiente, a escala local, nacional o internacional. Al mismo tiempo atraviesan distintos tipos de desigualdad social que generan nuevos conflictos o disputas en viejas relaciones desiguales, como el clásico intercambio desigual entre los países del Norte y los países del Sur. En los primeros se ubican los grandes centros de demanda, consumo y contaminación, mientras que los países más pobres quedan relegados a meros proveedores de bienes naturales. Un dato que ilustra: el 80 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero que producen el cambio climático pertenece al 20 por ciento de la población mundial, concentrada en Estados Unidos, Europa y Japón.

Se reedita la división internacional del trabajo, donde las regiones con grandes riquezas naturales que escasean en otras partes del mundo se tornan apetecibles para la apropiación capitalista. Las riquezas de América latina la convierten nuevamente en un proveedor de materias primas, alimentos y energía para las economías industrializadas. A su vez, los países más ricos intentan trasladar el costo ambiental de las industrias más sucias. El ejemplo más cercano son las plantas de celulosa, siendo la pastera UPM (ex Botnia) la que generó más conflictos y cobró mayor notoriedad.

Dentro del ámbito nacional, también existen desigualdades ambientales que se superponen con desigualdades de otro tipo. En condiciones normales de acumulación, la apropiación capitalista restringe progresivamente el acceso a los bienes naturales y genera una distribución de los efectos de la degradación ambiental en mayor medida sobre pobres, negros, indígenas, campesinos, etcétera. En tiempos de crisis, sea económica o ecológica, la brecha de la desigualdad ambiental también se agranda porque el capital está dispuesto a salvar su propio pellejo a cualquier precio, transfiriendo los costos hacia otros sectores sociales.

 

Del extractivismo al neoextractivismo

En el contexto de las desigualdades analizadas, América latina tiene por delante un desafío enorme en materia ambiental. A pesar de los cambios políticos profundos suscitados en la región en la última década, los gobiernos progresistas no han podido desembarazarse del rol asignado en la división internacional del trabajo y en algunos casos lo han profundizado.

Países como Venezuela y Bolivia han tenido un destacable rol a nivel internacional como sucedió en Copenhague en diciembre pasado, responsabilizando al mismo sistema capitalista en relación con el cambio climático. Asimismo, cabe enfatizar la importancia de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático impulsada por el presidente boliviano Evo Morales y que tuvo lugar en Cochabamba en abril último.

Sin embargo, son numerosas las tareas pendientes en el marco interno. Si en la etapa neoliberal predominó una política extractivista con respecto a la naturaleza, la última década es caracterizada por el investigador uruguayo Eduardo Gudynas bajo el rótulo de neoextractivismo.

El término extractivismo se refiere al predominio de actividades económicas basadas en la remoción de grandes volúmenes de bienes naturales, que no son industrializados o se lo hace limitadamente, con el objetivo prioritario de destinarlos a los mercados internacionales. En la historia de América latina no resulta una novedad ya que podríamos remontarnos a los inicios de la colonia misma. Pero sí es interesante observar cómo las políticas neoliberales de la década de los noventa profundizaron el perfil primario exportador de las economías latinoamericanas a partir de una legislación favorable a capitales transnacionales.

A pesar de una retórica crítica del neoliberalismo, en las políticas de los gobiernos progresistas persiste buena parte de los componentes de aquel extractivismo combinados con nuevas características. El neoextractivismo promueve un estilo de desarrollo basado en la explotación intensiva y extensiva de la naturaleza, que alimenta un entramado productivo escasamente diversificado y muy dependiente de la inserción internacional como proveedores de bienes naturales. Los altos precios internacionales redoblan las exportaciones petrolera, minera y de monocultivos. El componente más novedoso es que el Estado adquiere un rol más activo en esos sectores, buscando fundamentalmente la captación de una mayor renta que le permita una redistribución de ingresos a través de políticas sociales. En muchos casos, los gobiernos logran una legitimación importante hacia el conjunto de la población pero se avizora como una política con límites muy definidos. Además de los impactos negativos sobre la naturaleza, se agrandan las desigualdades ambientales en las regiones donde abundan riquezas. No casualmente sino causalmente, se multiplican los conflictos ambientales donde es común encontrar poblaciones locales, campesinas e indígenas enfrentadas a transnacionales petroleras y mineras o resistiendo el desplazamiento que imponen los monocultivos.

Difícilmente los gobiernos latinoamericanos cambien el rumbo en el corto plazo y todo hace suponer que las tensiones sociales seguirán presentes en los próximos años. Si bien Gudynas nota las diferencias entre países de acuerdo con el tipo de intervención del Estado y el desenvolvimiento de las economías extractivas, creemos necesario enfatizar aún más estas diferencias.

En algunos casos se mantiene el control privado de aquellos sectores, como claramente podemos notarlo en la Argentina. La explotación de hidrocarburos sigue en manos del capital a pesar de la brusca caída de reservas y la crisis energética que acecha la economía desde hace unos años. Los megaemprendimientos de minería a cielo abierto se multiplican por decenas pese a las consecuencias negativas para el medio ambiente y la salud de las poblaciones aledañas. La soja transgénica sigue ampliando su frontera, a costa de poner en riesgo la soberanía alimentaria nacional y a costa de la contaminación con agroquímicos.

Por otro lado, hay países que avanzan en el control estatal de las economías extractivas, como es el caso de Venezuela. A través de una profunda reforma en la legislación y la renegociación de contratos, el Estado logró alzarse con el control mayoritario de los pozos petroleros. Ciertamente los impactos ambientales de la explotación de hidrocarburos no desaparecen simplemente por un cambio en la forma que se asume el control. Pero sí nos interesa destacar el control estatal como un paso necesario para, posteriormente, avanzar hacia el control social de la actividad y sus impactos.

La transformación política y social es condición ineludible hacia la planificación democrática de la explotación de los bienes naturales y del cuidado del medio ambiente. Ello requiere también una transformación cultural que estimule una democracia cada vez más participativa. Finalmente, aun con buenas intenciones, la transición a una sociedad ecológica es una utopía si no se cuestionan y trastocan los fundamentos de la producción y reproducción capitalista.

 

Por: Ignacio Sabbatella, Becario Conicet, Instituto Gino Germani (UBA)

Breve…

viernes, 10 de septiembre de 2010

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Los invito a conocer, un documento realizado por Taller Ecologista sobre la energía nuclear… Les aseguro que vale la pena…

 

pensarlaenergia

 

El documento pretende contribuir al debate que se ha reinstalado en América Latina sobre la opción de desarrollo de la energía nuclear de la mano de la crisis energética que  atraviesan distintos países de la región. 

 

Lo pueden descargar de: http://www.tallerecologista.org.ar/sitio/documento-sec.php?sec=296

Los biofertilizantes a base de Hongos. Una alternativa conservacionista

miércoles, 10 de marzo de 2010

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Hoy deseo compartir con ustedes, un articulo, que aunque es largo, es de suma importancia y muy beneficioso. Creo que todos podemos aprender de el, pero si a este blog llega gente, entendida en el tema, los invito a dejarnos sus ideas al respecto y si tienen experiencia en este tema, que también la compartan.

Espero que tengan un hermoso día!!

 

Por Lic. Luisa Toledo y por el Ing. Katiuska Ravela

La agricultura esta llamada a satisfacer necesidades sociales no solo alimentarías, sino también las que conciernan al cultivo de plantas medicinales y ornamentales y la crianza de animales de importancia afectiva.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial una buena parte del mundo queda devastado y el hambre se cierne sobre millones de personas, en los campos abandonados no hay fuerza de trabajo para cultivar la tierra. La necesidad de producir alimentos en corto tiempo y en grandes cantidades conduce a la introducción paulatina de nuevas concepciones en la agricultura que en su conjunto constituyen un nuevo modelo agrícola conocido como Revolución Verde.

Esta nueva forma de producción agrícola trae consigo una reorientación de la ociosa industria militar, los blindados se convierten en tractores, los fertilizantes y los pesticidas desplazan a los gases tóxicos y los explosivos en las producciones de las industrias químicas. El nuevo modelo que surge permite obtener elevadas producciones que alivian la hambruna.

El modelo de la Revolución Verde surge para resolver una situación muy concreta y, sin dudas jugó un papel muy importante en aquellos momentos. Sus altas producciones resultaban muy atractivas por lo que surgen grandes transnacionales interesadas en el mismo y comienza a generalizarse en los países cuyas economías lo permitían, ya que los altos insumos que implica no están al alcance de los más pobres. Al principio de la aplicación de esta forma no tradicional de explotación de la tierra constituía el modelo ideal que permitía tener grandes producciones con un mínimo de esfuerzo.

Al pasar los años comienzan a aparecer efectos nocivos en los agroecosistemas bajo esta forma de producción. La compactación de los suelos, salinización, acidificación, pérdida de la actividad biológica, contaminación de las aguas, aumento de la incidencia de plagas y enfermedades, son algunos de los efectos nocivos que comienzan a manifestarse en los ecosistemas sometidos a esta forma de explotación.

Desde entonces la degradación de los recursos naturales es una realidad global. El proceso afecta suelos, bosques, aguas, tierras agrícolas y hasta ecosistemas marinos. Las causas y consecuencias principales de estos procesos se manifiestan a niveles biofísicos, sociales y económicos.

Situación en Cuba

La aplicación indiscriminada del modelo de producción agrícola de países europeos en nuestro país trae consigo un deterioro progresivo del ecosistema Suelo, a la vez que conduce a la contaminación de las aguas y todos los demás efectos nocivos que implica la aplicación de este modelo, quizás un poco más agudizadas en nuestro país por su latitud tropical. La aplicación desmedida de fertilizantes químicos es uno de los factores que más negativamente influye en la degradación de los suelos y en la contaminación de las aguas en Cuba. Unido a lo anterior se destaca el efecto negativo del excesivo laboreo de los suelos, mediante el empleo de implementos inapropiados como es el caso de los arados de vertedera y discos, así como el indiscriminado uso de las gradas de disco. Los suelos sometidos a labranza tradicional con un exceso de implementos de disco y vertederas ocasionan un gran aumento de la densidad aparente, mientras que en el caso de los suelos donde se han utilizado únicamente implementos de tracción animal los valores son más aceptables y se aproximan a los de los suelos no cultivados.

Una Estrategia Conservacionista

En las condiciones actuales de los suelos de Cuba se hace evidente la necesidad de aplicar una estrategia conservacionista que posibilite detener los procesos de degradación de los suelos y, a la vez recuperar algunos con diferentes grados de degradación. Queda claro que se debe aplicar una estrategia que aborde el problema desde deferentes aristas que implicarían un cambio en las concepciones actuales sobre la agricultura que aún son afines con la revolución verde.

La rotación de cultivos, el policultivo, la utilización de variedades más adaptadas a las condiciones locales son aspectos en esta estrategia. El laboreo mínimo, la siembra directa, la utilización de implementos que no inviertan el prisma del suelo, el uso de la tracción animal constituyen otro grupo de medidas destinadas estas a originar una menor degradación del suelo y a disminuir su compactación. El mal manejo de este ecosistema origina que los excesivos fertilizantes, con complejo adsorbente del suelo deficiente sean lavados hacia el manto freático, originando la contaminación del mismo.

Desarrollo

El valle de San Andrés está situado en la Sierra de Los Órganos, perteneciente a la cordillera de Guaniguanico, este es un valle intramontano, cuyas tierras cultivables han sido sometidas a una intensa explotación, así como a un manejo inadecuado caracterizado por el uso indiscriminado fertilizantes, la roturación de la tierra y siembra a favor de la pendiente, entre otras prácticas erradas que han conducido a niveles alarmantes de erosión, así como a la pérdida de la diversidad biológica en la microflora del suelo, acidificación de este, así como salinización. Todos estos elementos se traducen en la disminución de la fertilidad de los mismos lo cual implica una disminución de los rendimientos agrícolas por lo que disminuye la disponibilidad de alimentos en la zona, así como los ingresos de los productores.

Los suelos, predominantemente ferralíticos rojos lixiviados presentan una escasa actividad biológica dado por el bajo contenido de materia orgánica y la elevada acidez de los mismos. También la población de Hongos de Micorrizas Arbusculares es mínima en estas condiciones, por lo que el efecto de la aplicación de un biofertilizante a base de los mismos será apreciable.

El deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos del valle de San Andrés repercute desfavorablemente sobre este ecosistema, afectándose de una manera u otra todos los componentes del mismo.

El uso excesivo de fertilizantes químicos junto a la quema de los rastrojos, mala rotación de cultivos, uso inadecuado de las pendientes ha traído consigo loa acidificación de estos suelos, así como aumento del contenido de sales, a la vez que han disminuido los niveles de materia orgánica. Ante esta situación disminuye drásticamente la microflora del suelo, haciendo difícil la concreción de los ciclos de los principales elementos en el suelo, así como las asociaciones beneficiosas planta-microorganismo.

Este deterioro de las propiedades físicas y químicas del suelo, conjuntamente con la disminución de la riqueza de la microflora han posibilitado la disminución de la diversidad biológica tanto de plantas cultivadas como las no cultivadas de la zona. Muchos cultivos que antes eran tradicionales de la zona ahora son solo recuerdo de los más viejos. Algunas especies tradicionales, e incluso endémicas están casi desaparecidas como el ébano carbonero y algunas especies de orquídeas por tan solo citar dos ejemplos.

La microbiología: Es la ciencia que estudia los microorganismos, su morfología, clasificación, genética, bioquímica, fisiología, así como su comportamiento en los diferentes medios, fundamentalmente el suelo y las relaciones que se establecen entre ellos así como con las plantas y los animales.

Ante un suelo degradado como el que existe en el valle de San Andrés la microbiología se convierte en una herramienta muy útil para revertir la situación, detener la progresión del fenómeno e invertir los efectos del mismo. Los microorganismos del suelo serían los responsables de restituir las propiedades adecuadas de este suelo. Para cumplimentar este objetivo debemos desarrollar una estrategia en la cual se aborde el problema desde diferentes direcciones, siempre utilizando los principios de la microbiología.

Otra variante imprescindible para el desarrollo de esta estrategia sería la utilización de los biofertilizantes.

Estos son un grupo de microorganismos, simbióticos o no que de una u otra forma contribuye al desarrollo de los cultivos. Entre los organismos no simbióticos tenemos el azotobacter que además de fijar nitrógeno produce compuestos con actividad biológica que contribuyen al desarrollo, del sistema radical de la planta. Las fosfobacterias que aportan este elemento a la planta. Las bacterias del género rhizobium que se asocian de manera simbiótica a las leguminosas fijando nitrógeno.

Los suelos del valle de San Andrés, al haber sido sometidos a un uso tan irracional se encuentran degradados sobre manera con un contenido mínimo de nutrientes, ph ácido, salinizados y con una actividad biológica mínima que dificulta el reciclaje de los pocos elementos que llegan a los mismos.

Estos niveles tan mínimos de nutrientes son insuficientes para un óptimo desarrollo de los cultivos. En estas condiciones es necesario que estos escasos nutrientes sean apropiados lo máximo posible. Los hongos de micorrizas arbusculares se asocian simbióticamente con las raíces de la mayoría de las plantas cultivables. Esta asociación simbiótica es sumamente beneficiosa, sobre todo en estas condiciones tan extremas. En primer lugar estos hongos actúan como prolongaciones del sistema radical de las plantas, aumentando considerablemente la capacidad de absorción de nutrientes de los mismos, aún en condiciones de escasa humedad.

Los hongos de micorrizas Arbusculares secretan una proteína llamada Glomalina que tiene la propiedad de mejorar las propiedades físicas del suelo el aumento de la porosidad al formar agregados del suelo que aumentan la porosidad y aumentan la retención de agua y otras. Esta simbiosis le brinda también a las plantas protección contra los patógenos que atacan el sistema radical.

Estos biofertilizantes como puede verse pueden ser aplicados solos o conjuntamente con el compost o el humus de lombriz o inclusive conjuntamente con fertilizantes químicos, ya que en todos los casos compensan la acción de estos al aumentar la absorción de la planta y hacer posible que la planta aproveche una mayor cantidad de los mismos.

Los biofertilizantes a base de Hongos de Micorrizas Arbusculares

Los Hongos de Micorrizas Arbusculares constituyen un grupo de microorganismos imprescindibles a la hora de hablar de un manejo ecológico y sostenible de la agricultura.

La historia de las micorrizas se remonta a unos 400 millones de años, específicamente al periodo Devónico, a partir del cual hongos y plantas han coevolucionado hasta lo que son hoy en día.

Se ha demostrado que las asociaciones micorrícicas se encuentran ampliamente distribuidas, desde el ecuador hasta los polos, por lo tanto no debe sorprender en absoluto encontrar especies vegetales formando esta asociación en la mayoría de los ecosistemas terrestres, constituyendo excepciones algunas plantas de zonas pantanosas y acuáticas.

Las asociaciones micorrícicas desarrollan múltiples funciones entre las que se destacan: un aprovechamiento más eficiente de la zona radical a partir de un aumento en el volumen de suelo explorado, una mayor resistencia a las toxinas, incremento de la traslocación y solubilización de elementos nutritivos esenciales, aumento de la tolerancia a condiciones abióticas adversas (sequía, salinidad, etc), así como cierta protección frente a patógenos radicales.

La gran variedad de especies vegetales susceptibles de ser colonizadas por este grupo de hongos los sitúan como una alternativa muy útil a la hora de diseñar un agroecosistema que aspire a ser conservacionista. Los biofertilizantes elaborados a base de este hongo presentan, además gran flexibilidad al poder ser aplicados conjuntamente con otros biofertilizantes, o con abonos químicos u orgánicos.

La aplicación de biofertilizantes a partir de Hongos de Micorrizas Arbusculares en agroecosistemas degradados como el Valle de San Andrés ha de conducir a una disminución significativa de los niveles de fertilizantes químicos aplicados en los diferentes cultivos, lo cual redundará en la disminución de los costos de producción de los mismos, a la vez que traerá efectos beneficiosos sobre el ecosistema local al disminuir los procesos degradativos relacionados con la acidificación y salinización, y disminuirá la contaminación de las aguas.

La absorción de nutrientes a bajos contenidos de humedad por las plantas micorrizadas es un aspecto muy importante para una zona de una agricultura de bajos insumos, con insuficiente disponibilidad de agua como es el valle de San Andrés, lo cual habla también a favor de la importancia de la introducción de estos biofertilizantes en esta zona para aumentar los rendimientos agrícolas en los diferentes cultivos a la vez que se disminuya el consumo de fertilizantes, pesticidas y agua.

Experiencias de algunos productores en la utilización de los hongos micorrizógenos

Agustín Pimentel Navarro: La utilización de la micorriza me ha favorecido grandemente, yo experimente en fríjol Caopi con muy buenos resultados en las producciones, también lo utilice en maíz, arroz, tabaco y yuca; cuyos resultados pude comparar con aquellos productos que no lo tenían y la diferencia fue notable. Además no solo aumente mis rendimientos sino que mejoraron considerablemente las condiciones del suelo y la calidad de los productos allí obtenidos. También al igual elaboro con mis propios medios y sin gastos de recurso el compost, que ayuda al aporte de nutrientes a la planta así como a mejorar las propiedades físicas del suelo.

Abel Pimentel Palomino: Para mi experimentar con el uso de la micorriza para fertilizar, me ha proporcionado un beneficio total, pues lo utilizo en el 100% de las cosechas y desde que comencé a utilizarlo en mis cosechas; las producciones de las mismas han sido las mejores desde todos los puntos de vista; ya sea calidad como rendimientos. Su beneficio no solo radica ahí, sino también los gastos en la compra de fertilizantes químicos año tras año han desaparecido, además de ser una forma más de conservación del suelo. Además he aprendido a utilizar los restos de cosechas para elaborar el compost que ayuda a su vez a aumentar la productividad del suelo y la biodiversidad.

Otros componentes que aportan a la solución del problema

Aplicación de Humus de Lombriz

La descomposición de la materia orgánica por parte de la Lombriz Roja Californiana origina un producto muy rico en los principales nutrientes que necesita la planta y, además muy rico en actividad biológica.

La producción de este fertilizante también es muy sencilla, se puede realizar a partir del estiércol, los residuos domésticos y desechos de aves fundamentalmente.

Este producto es muy rico en nutrientes esenciales para la planta, así como en microorganismos importantes para el correcto reciclado de los elementos que necesita la planta en el suelo. El humus de lombriz es un producto que es inocuo para el medio ambiente, más bien contribuye a la mejora de las propiedades físicas del suelo, retención de agua, oxígeno, disminuye compactación, aumenta capacidad de cambio catiónico, a la vez que mejora las propiedades químicas, el contenido de nutrientes aumente, así como la acidez. Como hemos visto también mejoran las propiedades biológicas, al aumentar el número y la diversidad de los microorganismos del suelo.

Aplicación de compost

El compost puede ser elaborado utilizando los residuos de cosecha, los desechos domésticos, estiércol del ganado o las aves. Esta forma de fertilizante no requiere de gran infraestructura para su realización ni tampoco de grandes recursos, por lo que es una alternativa adecuada para los agricultores de bajos ingresos que habitan en el valle de San Andrés.

El proceso de compostage es llevado a cabo por una serie de microorganismos que degradan la materia orgánica y la llevan hasta formas más simples, asimilables para las plantas de forma directa o después de un proceso de descomposición, también microbiano llevado a cabo por los microorganismos del suelo.

El compost, además de aportar nutrientes a la planta contribuye a la mejoría de las propiedades físicas del suelo al favorecer la retención de agua y oxígeno, aumentar la porosidad, disminuye la compactación, facilita la infiltración entre otras, también aporta nutrientes para los microorganismos, favoreciendo el aumento de la actividad biológica.

Indiscutiblemente que la aplicación de este producto contribuirá al aumento de la productividad de los suelos y al aumento de la biodiversidad, tanto de la microflora del suelo como de las plantas que en el se desarrollen.

Conclusiones

1. El valle de San Andrés es una zona de suelos degradados producto a los malos manejos agrícolas.

2. La microbiología como ciencia brinda herramientas que permiten hacer frente al problema de la degradación de los suelos en el valle de San Andrés.

3. Los biofertilizantes a partir de hongos de micorrizas arbusculares constituyen una obligada alternativa para un manejo ecológico de los suelos de valle de San Andrés.

Ayudemos al Planeta!!!

Todos somos conscientes de la realidad que vive nuestro Medio Ambiente... Es hora de actuar. Por favor, hagan llegar el siguiente video a todas las personas que pueda. Entre todos podemos cambiar al Mundo y mejorarlo!!